martes, 21 de septiembre de 2010

dentista

Ir al dentista es una de las cosas mas incenti-neura que hay sobre la tierra.
(Tambien sacarme sangre e ir a la ginecologa)

El viernes pasado tuve turno con una dentista. Supuestamente, tenia que hacerme un tratamiento de conducto...
Entre al consultorio y le hice una perfo: me bajo la presion, empece a transpirar y puse los ojos desorbitados. Incluso, acostada en la camilla, llore.

La doctora se puso mal y sintio empatia por mi. Me pregunto por que tenia que hacerme un TC. Le conte que otra doctora me lo habia diagnosticado, pero no me habia hecho una radiografia. Me pregunto si tenia tales sintomas. Le dije que no.

Me hizo una radiografia y, efectivamente, un TC no se justificaba.

Me dijo: "zafaste. igualmente, no dejamos de hacer el TC porque tenes miedo, sino porque no se justifica. No dejes pasar tres meses porque ahi si me vas a tener que venir a ver"

Me levante de la camilla aliviada, como si me hubieran perdonado la vida.

Mas tarde, pedi turno para un arreglo normal, digamos.
Maniana a las 11.40 tengo mi sesion de tortura.
Y ya no voy a poder zafar.

3 comentarios:

  1. siempre pienso: hay que ser dentista, éh

    ResponderEliminar
  2. Ay, mi vida... ¿probaron con los locos orientales?
    Yo no puedo creer que termines llorando en el sillón de la tortura. Entiendo que no lo hacés en un sentido performático, sino por auténtica desesperación. Y en un punto la comprendo, porque yo padezco muchísimo el dolor del torno. Pero me imagino la perfo vista desde afuera y lloro de la risa!
    Fuerza mamina! Vos podés!

    ResponderEliminar
  3. me la re banque al final!
    estoy orgullosa de mi

    ResponderEliminar